Todo lo que queda

Hay líneas que dividen, hay brisas de verano y tormentas con hielo y huracán, transitarlos es familiar, existen recetas, autoayuda y hay amigos.
Sortearlos te da propósito, un lugar, te transforma en jinete de los obstáculos, guacho sin montura y gladiador. 
Cuando los vientos pesas y la realidad se vuelve extraña calma, el suelo se convierte en arena que tira y el asunto se vuelve solo para valientes. 
Cuando las mesitas de luz se achican y la cama se sale por los costados, los repasadores están sucias porque solía no haber tiempo de bañarlos y como siempre los placares reciben nuevas fotos, imágenes pesadas como aviones, incómodas como migajas de pan que cayeron en las sabanas. Aunque saben que pueden volar se entregan bajo el velo al letargo porque todo es resistencia y uno no puede contra todo.
Que se hace cuando los amigos siguen, cuando los recuerdos no son frescos, cuando el elefante en la habitación aprendió bien el juego de las escondidas.
Que hago con todo lo que quedo adentro?
El agua estancada de los charcos se me hace tan similar, el mundo sigue, ya nadie habla de lo que quiero hablar, las voces resuenan como ecos distantes, los nudos alquilaron mi garganta y mi pensamiento no puede dejarte ir, me aferro con ferocidad porque esto no debía ser así. Ahora sos la dedicatoria en mis poemas, la receptora en mis charlas internas de a dos, sos la parte que todavía late en mi corazón.
Ahora que el once dio que llama la atención paso, ahora quedan las cenizas, ahora que tengo que volver a ser yo.
Hoy te hago viva, te doy color y los hilos sobre las ramas.

Hoy comienzo a extrañarte de otro lado.

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